Celos

A veces pasan meses enteros sin verse, sin hablarse, ni siquiera buscándose. Tienen sus propios problemas, ¿no? Manuel tiene un montón de problemas en el trabajo y Martín, seguramente, un montón de problemas con las cuentas que no pagó todavía. Y Manuel si piensa eso, la sonrisa se le escapa sola pero tan rápido como viene se va y se queda algo irritado sin saber por qué.

Entonces se da cuenta lo pequeño que es.

Manuel sigue firmando los papeles en su trabajo y trata de mantener el ceño fruncido, porque si flaquea una vez el torrente de pensamientos que se estaban amontonando en su cabeza iba a liberarse y no le gusta eso. No le gusta pensar demasiado, hacerse ideas tontas y un nudo estúpido en la garganta. No le gusta esto, porque es inmanejable y salvaje como lo es Martín.

Ese día le manda un mensaje. Y cuando pasó la media hora y no tuvo respuesta, se acordó de que Martín es siempre de esas personas que el crédito en el celular no le alcanza para nada y menos para mensajes internacionales (¡ese celular ya es viejo, no seas rata y gastate en uno bueno, flaco!). Sí, Martín es esa clase de personas  y Manuel es la otra clase de personas que se comporta como un idiota.

—¡Te vine a buscar, nene!

Y que piensa como un idiota.

(Y que se alegra como uno cuando lo ve atravesar esa puerta).